En la informática hay una máxima que dice: “Si algo funciona, no lo toques”. Pues bien, yo soy propenso a tocar, a trastear y a cambiar cosas que, a priori, ya funcionan. Normalmente lo hago con la intención de mejorar, claro está.
¿A qué me estoy refiriendo? Muy sencillo: los 10 Mbps de Movistar que tenía hasta ahora me iban como tenían que ir: muy bien. Casi al 100% de la velocidad contratada, sin cortes… Vamos, una conexión buena para lo que era y estable.
Pero ya llevaba con ellos 3 años, y en vista de que Movistar no me ofrecía más velocidad (al final se acaban quedando cortos) y que la fibra óptica sigue por debajo de la avenida muerta de risa sin tener pinta de llevarla hasta el hogar (FTTH), pues los tan publicitados 50 Mbps reales de ONO me sucumbieron.